Ramas, chapas, basura, restos de obras y toldos, volaron por los aires cual hojas en otoño, y cayeron en distintas partes de la provincia. El temporal -que finalmente nunca fue- pisó fuerte y dejó rastros en las calles tucumanas.
Las ráfagas fueron de 48 km/h. Vecinos de distintos barrios compartieron imágenes impactantes de cómo quedaron las zonas aledañas a sus casas.
El de ayer fue el episodio más intenso de los meses previos al verano y, según los pronósticos, la estación caliente vendrá con un contexto general de sequía, pero con lluvias puntuales, copiosas y extremas, de esas que suelen causar daños. Mientras tanto, Tucumán parece estar cada vez menos preparado para esas situaciones, a juzgar por las consecuencias de las últimas tormentas.
Según el informe del Laboratorio Climatológico Sudamericano, las ráfagas de mayor intensidad en la ciudad fueron de 48 km/h, mientras que, en el Aeropuerto, el Servicio Meteorológico Nacional registró velocidades que alcanzaron los 70 km/h.
“El fenómeno que vimos se debe al ingreso de una masa de aire frío que choca con una de aire caliente, y genera este tipo de vientos. Es algo normal. Lo que pudo llamar la atención, quizás, fue que a la tormenta no le siguió la lluvia, el chaparrón, entonces los daños se vieron en el acto”, estimó Darío Ovejero, meteorólogo del Laboratorio Climatológico Sudamericano, que dirige Juan Minetti.